Fue arzobispo de Florencia y
uno de los más grandes predicadores de la orden de los dominicos, a la cual
perteneció desde la edad de 15 años.
En 1436, fundó el convento de
San Marcos, siendo Fray Angélico el encargado de decorarlo.
Después de una vida dedicada a
Dios, falleció en 1459. En esta obra aparece vestido con el hábito dominico,
pero la tiara que ciñe su cabeza y el palio que lleva sobre sus hombros lo
distinguen como obispo. En una mano porta una cruz de triple montaje y con la
otra parece bendecir.