El asombro del conquistador.
“Y veíamos el agua dulce que
venía de Chapultepec, de que se proveía la ciudad y en aquellas tres calzadas
los puentes que tenían hechas de trecho en trecho por donde entraba y salía el
agua de la laguna de una a otra.
…Y después de bien mirado y
considerado todo lo que habíamos visto, tornamos a ver la gran plaza y la
multitud de gente que en ella había, unos comprando y otros vendiendo, que
solamente el rumor y zumbido de las voces y palabras que allí había sonaba más
que de una lengua y entre nosotros hubo soldados que habían estado en muchas
partes del mundo, y en Constantinopla, y en toda Italia y Roma, y dijeron que
plaza tan compasada y con tanto concierto y tamaño y llena de tanta gente no la
habían visto”.
Bernal Díaz del
Castillo.
Historia verdadera
de la conquista de la Nueva España, 1568.